¿Este Barcelona ya es el mejor equipo de la historia del fútbol mundial?


Luego de la histórica y humillante goleada 5 a 0 sobre el Real Madrid en el Camp Nou, que lo depositó una vez más en la punta de la Liga Española, el Barcelona volvió a estar en boca de todos los futboleros. Frases como "nunca en mi vida vi a ningún equipo que juegue tan bien", "estos tipos son máquinas", "recuperan la pelota demasiado rápido y no la regalan casi nunca" demuestran la dimensión de un conjunto verdaderamente increíble.

Generalmente, los once titulares son: Víctor Valdés; Daniel Álves, Gerard Piqué, Carles Puyol, Eric Abidal; Xavi Hernández, Sergio Busquets, Andrés Iniesta; Lionel Messi, David Villa y Pedro Rodríguez. Basado en la fortaleza física y mental de los dos centrales, más el extraordinario manejo de pelota de los tres mediocampistas y la explosión y el gol de los tres delanteros, el equipo dirigido por Joseph Guardiola aplasta a casi todos los que se ponen en su camino, inclusive a un Real Madrid renovado de la mano de su flamante entrenador, José Mourinho.

De esta manera, ya nacen las comparaciones con el Barcelona de Johan Cruyff, el recordado Ajax de Louis Van Gaal o el Madrid que ganó las primeras cinco Copas de Campeones de Europa. Inclusive, también se trazan paralelos con algunas Selecciones impresionantes, como la Holanda de Rinus Michels, en 1974, o el Brasil de 1970. Claro, este Barcelona de Guardiola no sólo gana partidos y títulos, sino que está marcando un antes y un después en el estilo de juego, con la posesión del balón casi todo el partido y los permanentes ataques hasta demoler a goles al rival.

A diferencia de lo que hace en la Selección Argentina, Messi sólo es la frutilla del postre en el conjunto catalán. No le dan la pelota en la mitad de la cancha para que se encargue de resolver todo en una jugada, sino que hacen circular la número cinco de un lado a otro hasta que encuentran los espacios vacíos para concretar. Por eso, en muchísimas encuestas, este equipo ya salió votado como el mejor de toda la historia del fútbol mundial. Es muy difícil de comprobarlo, en realidad es imposible, pero lo que es muy fácil de entender es que verlo por televisión es un lujo y un disfrute comparable con muy pocas cosas. Sólo falta rezar para que este estilo de juego lo practiquen cada vez más clubes, y no cada vez menos.

Otro dato muy valorable en el Blaugrana es que siete de los once habituales titulares son de la cantera, nacidos en el club. A diferencia del Madrid, el eterno rival, Barcelona les inculca un estilo de juego desde muy chicos a sus jugadores, quienes empiezan en La Masía -donde entrenan los juveniles- con una idea futbolística en la cabeza, lo que les posibilita jugar en la Primera con total tranquilidad y con la confianza de saber qué deben hacer siempre dentro del campo de juego.

Así que, si usted es futbolero, no importa qué tenga que hacer a la hora del partido. Deje de lado sus preocupaciones diarias y, al menos por dos horas, goce de un fútbol que hace mucho tiempo no se ve, con jugadas y goles casi perfectos. Encienda el televisor, ponga el canal correspondiente, agarre algo de la heladera para picar, tome asiento y disfrute: ¡juega el Barcelona!

Cappa, un personaje en todo sentido


Dueño de un discurso fácil de entender, entretenido y lindo para escuchar y digno de ser leído, Ángel Cappa suele mostrar dos caras. El entrenador de River, a la hora de las palabras, deja bien en claro su pensamiento sobre el fútbol en general y sobre su equipo en particular. Prioriza el juego por abajo, la salida por los laterales y el toque de pelota constante, sin tirar pelotazos. Claro, a la hora de llevarlo al campo de juego no es tan sencillo y es lo que le sucede actualmente a River, que no juega bien ni mucho menos. En realidad, casi ningún equipo lo hace en el fútbol argentino pese a que, de a ratos, lo logren el líder Estudiantes, el escolta Vélez y el sorprendente Godoy Cruz.


Las dos caras de Cappa tienen que ver con lo que muestra detrás de la línea de cal cuando, casi siempre parado y nervioso, observa cómo rinde el equipo que dirige y, muchas veces, insulta desaforadamente. En algunas ocasiones, los destinatarios son los árbitros, los plateístas del rival, los alcanzapelotas y demás. El bahiense de 64 años no tuvo una trayectoria destacada en sus tiempos de mediocampista central de los dos clubes más importantes de su ciudad natal: Olimpo y Villa Mitre, por el cual simpatiza.


Sin embargo, trazando un paralelo con su carrera como jugador, su currículum fuera de los límites del campo de juego es mucho más importante: como ayudante de campo, acompañó a César Luis Menotti en la Selección Argentina durante el Mundial de España 1982 y más tarde en el Barcelona de ese país, donde conquistaron la Copa del Rey, una Copa de la Liga y una Supercopa española.


Una vez que abandonó a Menotti y se decidió a ser entrenador, dirigió dos veces a Banfield: fue subcampeón en la B Nacional y luego, en Primera, tomó un equipo en una posición muy complicada que provocó el descenso, en la temporada 1987/1988. Después, su carrera continuó otra vez al lado de Menotti, en Peñarol de Uruguay en 1990, donde no les fue bien, y más tarde fue también ayudante de campo de Jorge Valdano, primero en el Tenerife y, luego de arruinarles dos Ligas consecutivas al Real Madrid, fueron contratados por la institución Merengue, donde ganaron la Liga española.


Más tarde sí se decidió finalmente por seguir como entrenador y estuvo en Las Palmas de España, Racing, Atlante de México y nuevamente en el Tenerife, en Segunda División. En 2002, ganó el primer título como técnico, cuando obtuvo el Apertura peruano dirigiendo a Universitario. Más tarde tuvo otra etapa en Racing, de donde se fue por malos resultados, y llegó al Sundowns de Sudáfrica, donde consiguió la Charity Cup, segundo y último logro como DT.


Sin embargo, su pico de popularidad, para bien y para mal, se dio en 2009. En una decisión polémica y cuestionada por muchos en ese entonces, el presidente de Huracán, Carlos Babington, lo designó para dirigir al conjunto de Parque Patricios, muy complicado con el promedio del descenso y sin un gran plantel. Sin embargo, una vez terminado el Apertura 2008, en el que dirigió los últimos encuentros, el juego del equipo en el Clausura 2009 enamoró a propios y extraños, ya que era casi unánime la simpatía del futbolero neutral por ese Huracán, apodado el del "Tiki Tiki" por el juego vistoso que desplegó en muchos partidos.


En ese campeonato, el Quemero llegó primero a la fecha final con dos puntos de ventaja sobre Vélez, su rival en la última jornada, en Liniers. Allí, después del ya famoso gol de Maximiliano Moralez que definió el torneo a favor del Fortín, su frase "cagones de mierda" hacia los alcanzapelotas del local -por hacer tiempo- quedará en el recuerdo. A causa de esas palabras y de sus críticas hacia Gabriel Brazenas, el árbitro de aquel partido que no cobró un foul previo al tanto decisivo de Moralez, sumado a su nerviosismo actual, en una situación muy difícil en River, una gran cantidad de gente se puso en contra del bahiense, tildándolo de "vendehumo" por tener un discurso pacífico en cuanto al fútbol, pero demostrar lo contrario en los estadios, insultando en casi todos los encuentros.


Algunos de los que lo aman sostienen que es muy bueno para el fútbol argentino que haya entrenadores como Cappa, con una filosofía definida y una variedad de recursos dialécticos no habituales. Otros, los que no lo pueden ni ver, opinan que "nunca ganó nada así que no puede hablar" y lo acusan de soberbio y de mentiroso. Como sea, de un lado o de otro, Cappa es un personaje en todo sentido, dentro y fuera de la cancha. Y seguramente seguirá entregando capítulos de su historia futbolera día a día.

Las estadísticas históricas del fútbol argentino son erróneas

Sobre todo en el comienzo de cada torneo, salen guías o informes con datos de la historia del rico fútbol argentino. Claro, sucede que la gran mayoría carecen de precisión, ya que se toman épocas de arranque equivocadas y, por si eso fuera poco, también se cuentan mal los puntos y demás estadísticas, algunas de las cuales son verdaderamente insólitas y hasta cómicas en algún punto. Por supuesto, mejor reír que llorar...
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El primer torneo del fútbol argentino empezó exactamente el 12 de abril de 1891, ganado por Saint Andrew´s. A partir de esa fecha es que se deben tener en cuenta todas las estadísticas. La gran mayoría de los estadígrafos de nuestro fútbol, para confeccionar las tablas y demás, tienen en cuenta los certámenes disputados desde 1931, es decir, desde el nacimiento del profesionalismo. Así, se están excluyendo inexplicablemente 40 años del deporte más popular en el país, desde 1891 hasta 1931. Es más, quizás sea más importante aquella época que la de hoy, ya que ahí se jugaba verdaderamente por la camiseta y no por la plata, como en la actualidad.
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De esta forma, es como que una persona no tenga en cuenta su nacimiento ni su formación ni nada hasta la adolescencia, es decir que sólo cuente de los 15 años en adelante, como si todo lo anterior no hubiese existido. Es más, es en el comienzo donde empezó a hablar, caminar, comer y demás actividades diarias que después lleva a cabo con normalidad. Si hasta los grandes clubes de Europa (Milan, Barcelona, Real Madrid, Juventus, Manchester United, Bayern Münich y demás) cuentan los títulos ganados en aquellos años, ¿por qué en la Argentina no? ¿Muchas instituciones hace poco no festejaron los cien años de vida, o nacieron todos en 1931 y tienen apenas 79 años? Como mínimo, suena muy contradictorio.
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Más allá de eso, hay algunas cuentas todavía peores que llaman mucho la atención. Por ejemplo, el Mundial ganado por el local, Uruguay, en 1930 sí se tiene en cuenta, pero los torneos disputados en aquel año, no. Las Copas América llevadas a cabo entre 1916 y 1930, ¿no valen entonces para la estadística? Sin embargo también están incluidas, como corresponde, en la tabla histórica de esos torneos.
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Otro motivo de discusión es la pésima confección de las posiciones históricas: equipos que ganaban partidos entre 1931 y 1995 (que ya está mal porque debería contarse desde 1891) suman dos puntos y los que ganan desde 1995 en adelante suman tres ¡¡y los meten en la misma tabla!! Que 20 cotejos ganados por Ferro en 1980 valgan 40 puntos y 20 encuentros ganados por Colón en 2006 valgan 60 no tiene lógica alguna, es inadmisible. En cambio, la Conmebol sí hace lo correcto: unifica todos los triunfos en tres puntos por cada uno y a otra cosa.
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De esta manera, no se están teniendo en cuenta los títulos obtenidos en el amateurismo: Alumni consiguió 10, Racing 9, Boca 6, Lomas Athletic 5, Huracán 4, San Lorenzo y Belgrano Athletic 3, Independiente, Porteño y Estudiantil Porteño 2, Saint Andrew´s, Old Caledonians, Quilmes, Lomas Academy, River, Estudiantes de La Plata, Gimnasia y Esgrima La Plata, Sportivo Barracas y Dock Sud, 1. Algunos ya dejaron de existir o no se dedican más a jugar al fútbol, pero en el momento sí lo hicieron y merecen ser valorados.
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Así, la tabla histórica de títulos locales ganados en total quedaría de la siguiente manera, pasada en limpio:
River 34
Boca 29
Independiente 16
Racing 16
San Lorenzo 13
Alumni 10
Vélez 7
Newell´s 5
Huracán 5
Estudiantes LP 5
Lomas Athletic 5
Rosario Central 4
Argentinos Juniors 3
Belgrano Athletic 3
Quilmes 2
Ferro 2
Estudiantil Porteño 2
Porteño 2
Chacarita 1
Lanús 1
Banfield 1
Gimnasia LP 1
Dock Sud 1
Saint Andrew´s 1
Old Caledonians 1
Lomas Academy 1
Sportivo Barracas 1
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Tarea para los estadígrafos del fútbol argentino, que parece que vieron una sola tabla una vez y simplemente la copian, con los cambios existentes después de cada certamen. Los que se dedican a esto deberían discutir seriamente, porque hay algunos datos ridículos e irracionales. En fin, la historia del fútbol argentino está lamentablemente distorsionada.

El primer clásico del Apertura fue para Racing: derrotó 2 a 1 a Boca en la Bombonera


Ya se jugaron dos fechas del Apertura 2010 y parece que el fútbol argentino sigue con la misma tendencia: la del buen fútbol en cuentagotas, la de la necesidad de unos cuantos partidos más para la adaptación de muchos jugadores nuevos en cada equipo y la del resultadismo pleno. Si no que lo diga Claudio Borghi, el entrenador de Boca. Su equipo sacó un solo punto sobre seis en el arranque y ya sufre críticas desmesuradas e injustas por su esquema de tres defensores, algo a lo que los hinchas xeneizes no están acostumbrados.

Claro, luego del empate en la primera fecha contra Godoy Cruz en Mendoza, Boca debutaba en la Bombonera en el certamen, con arquero, defensa y entrenador nuevos. Eso se vio reflejado en el campo de juego ya que Racing fue superior. Igualmente, en los primeros 20 minutos, el control del partido fue del local, que manejaba bien la pelota y llegaba por los laterales, con un Clemente Rodríguez picante. Así llegó el primer gol: un desborde del carrilero por la izquierda y un cabezazo formidable de Lucas Viatri a los diez minutos.

Sin embargo, lejos de tomar confianza, la apertura del marcador pareció ser desfavorable para Boca. De ahí en adelante, Racing tomó el control del encuentro y no lo soltó más. De esa manera, llegó al empate tras una infracción al colombiano Giovanni Moreno, algo intermitente pero con unas cualidades técnicas asombrosas. Ese tiro libre lo ejecutó Patricio Toranzo, la desvió Claudio Bieler y apareció por detrás de todos Claudio Yacob que, en posición adelantada, lo empató merecidamente.

Apenas arrancó el segundo tiempo, llegó otro golpe para el dueño de casa. Un error defensivo de Clemente Rodríguez dentro del área le permitió a Marcos Cáceres sacar un zurdazo impresionante al ángulo para poner a la visita 2 a 1 arriba a los cuatro minutos. Después, el equipo de Borghi nunca le encontró la vuelta al partido. Tanto es así que no remató más al arco hasta el final, mientras que Racing desperdició un par de contragolpes interesantes para liquidarlo antes.

Si bien todavía falta mucho, tanto La Academia como Boca, River, Estudiantes y Vélez -los últimos tres también con puntaje ideal por ahora- parecen ser los máximos candidatos a ser campeones pero puede pasar cualquier cosa. El resto de los resultados de la segunda jornada fueron:

Huracán 0 - River 1 (Facundo Affranchino).

Estudiantes 2 (Rodrigo Braña y Hernán Rodrigo López de penal) - Quilmes 0.

All Boys 1 (Fernando Sánchez) - Vélez 2 (Maximiliano Moralez y Juan Manuel Martínez).

Independiente 1 (Federico Mancuello) - Argentinos 1 (Gonzalo Prósperi).

San Lorenzo 2 (Cristian Tula y Diego Rivero) - Godoy Cruz 2 (David Ramírez -2-).

Lanús 1 (Santiago Salcedo) - Newell´s 1 (Mauricio Sperdutti).

Colón 0 - Banfield 1 (Cristian García).

Olimpo 1 (Marcelo Mosset) - Gimnasia LP 0.

Tigre 1 (Denis Stracqualursi) - Arsenal 2 (Luciano Leguizamón -2-).

Ganó el buen fútbol: España es campeón del mundo por primera vez en la historia


Señoras y señores, el fútbol se reinventó. Está de fiesta. Abre los brazos (no los tentáculos del pulpo Paul) y saluda con el rostro feliz, alegre, pensante. Es una muestra inequívoca de lo que acaba de ocurrir. Está de festejo, quizás vaya con sus amigos a una fiesta, quién sabe. Allí puede haber tragos, chicas, chicos, música y, claro, una pelota. Y si hay una número cinco, la va a acariciar, la va a besar con la misma ternura que Iker Casillas a su novia periodista luego de quedar en la historia. Claro, no es para menos. España es campeón del mundo con un fútbol exquisito, de alto vuelo y un juego que muchos envidian sanamente y desean imitar bajo cualquier circunstancia. Salvando las enormes distancias, es casi tan imitable como la hazaña de Nelson Mandela, la leyenda viviente sudafricana presente en el estadio Soccer City de Johannesburgo, antes de la final, ante el aplauso cerrado, justo y emocionante de los más de 85.000 espectadores.

El entrenador español, Vicente Del Bosque, le imprime al equipo esa tranquilidad casi inverosímil desde el banco. Los once titulares son la base del multicampeón Barcelona pero nadie se la cree. España respetó siempre la misma idea de juego, aún en la derrota en el debut contra la mediocre Suiza. Ese estilo basado en el toque innegociable, en el buen trato de la pelota, en pequeñas sociedades como Carles Puyol-Gerard Piqué y Xavi Hernández-Andrés Iniesta. Así, llegó a la consagración definitiva, merecida, grandiosa, histórica. Ese 1 a 0 a Holanda en la final con el gol de San Andrés Iniesta en el minuto 116, es decir, a los once del segundo tiempo del alargue, a sólo cuatro minutos de que el partido terminase y definieran en los feos penales.

Fue histórica la proeza por varios motivos: primera vez en ser el mejor del mundo, primer campeón mundial pese a haber perdido el cotejo inicial, la consagración con menos goles en contra -dos- y también con menos tantos a favor -ocho-. Sólo tres jugadores del campeón anotaron en Sudáfrica: David Villa hizo cinco, Iniesta dos y Puyol, uno. Manchada por el impresentable arbitraje del inglés Howard Webb, la final fue menos de lo que se esperaba, especialmente por el juego sucio de los holandeses, que se tendrían que haber ido al descanso con dos hombres menos. Igualmente, el juez se encargó de favorecer y perjudicar a ambos ya que, en la jugada previa al gol decisivo, hubo un clarísimo corner no cobrado para el conjunto de Bert Van Marwijk, con el rebote de la Jabulani en ¡dos! españoles tras un tiro libre. Insólito.

No obstante, el ganador de la Eurocopa 2008 es el nuevo campeón del mundo con total justicia. En todos los encuentros fue claramente superior a sus rivales y tuvo la pelota casi siempre, aunque le faltó esa contundencia en los metros finales, los más importantes en el fútbol, porque tuvo a un Fernando Torres desconocido y en una forma física muy lejos de la ideal, a tal punto que terminó siendo suplente y, encima, cuando ingresó, se desgarró. Si el delantero del Liverpool hubiese sido el que todos conocen, el título de La Roja hubiera llegado con más comodidad todavía.

Final para un Mundial de Sudáfrica algo extraño, mal jugado al principio, con mejoras en el final y con una coronación más que merecida, producto de un equipo que quedará en la historia por su estilo de juego: siempre por abajo y al compañero. Además, España recibió el premio al Fair Play (juego limpio) por ser el equipo con menos tarjetas (en siete partidos, ninguna roja y sólo ocho amarillas, cinco de ellas en la final). Y pensar que algunos dijeron que el tiki tiki es un fútbol sin arcos...

Urgente: se necesitan dadores de sangre para los amantes del amarretismo y de la mezquindad. Si preguntan por el paradero del jogo bonito y del tiki tiki, se sabe que está en una fiesta inigualable con sus socios inseparables: el toque, la precisión y la presión limpia, entre otros. Futboleros, ¡Chapeau!. España campeón del mundo. ¡Y olé!.