Muchos hinchas de Independiente volvieron a su templo futbolístico, a su casa, a su hogar, donde se sienten más cómodos, sin dudas. Allí está la historia viva del Rojo, porque la historia no sólo es pasado; también es presente. Sino pregúntenle a esas 30.000 personas que, después de casi tres años, sintieron en carne propia, en vivo y en directo, lo que es jugar por los puntos otra vez en el estadio Libertadores de América. Encima, fue con victoria 3 a 2 sobre Colón que, si ganaba, vería a todos desde lo más alto de la tabla.
Apenas iban doce minutos cuando Néstor Andrés Silvera quedó extrañamente sin marca en el área e hizo lo que hace casi siempre: no falló y estampó el 1 a o para el local. Sí, el mismo Cuqui que hizo delirar a media Avellaneda en el título del 2002, la última gran alegría roja, cuando marcó 16 tantos y se recibió de ídolo. Aquella vez, él se metió a la hinchada en el bolsillo y en un lugar más importante, en el corazón. No podía ser otro, entonces, el que le de el primer pase a la red en el renovado escenario, en la noche de un miércoles 28 de octubre de 2009 que será inolvidable para Independiente y también, por qué no, para el fútbol argentino.
El resultado final quedará como un simple agregado para el futuro, aunque, en este momento, le sirve mucho al dueño de casa para seguir soñando con la celebración cerca de la Navidad. Los dos goles de la figura de la cancha, Ignacio Piatti, para el conjunto de Américo Gallego, los tantos de Federico Nieto y de Alfredo Ramírez para Colón y la injusta expulsión del eterno Esteban Fuertes en la visita poco importan a esta altura, en el contexto en que se dio el encuentro.
Con la merecida victoria, los del Tolo están a tres puntos de los líderes Banfield, Newell´s y Estudiantes. En un certamen tan apasionante como mal jugado, los punteros varían todos los fines de semana. El grupo de los que pelean arriba es muy amplio y cualquiera de esos siete u ocho clubes se pueden consagrar en diciembre.
Independiente es uno de los que quiere festejar después de siete años de sequía. Aquellos simpatizantes rojos melancólicos que tengan un cuarto de siglo recorrido, o más, se preguntarán por qué el club al que aman ha perdido a los Arsenio Erico, a los Enzo Trossero, a los Ricardo Bochini, a los Daniel Bertoni, a los Claudio Marangoni y demás. Pero, tanto a ellos como a los más jóvenes, ¿quién les va a quitar el recuerdo de esta fiesta histórica?, ¿quién les va a sacar la ilusión de que la vuelta olímpica sea toda roja y tenga vida cuando se esté muriendo el 2009?.
¡Buena nota! Muy objetivo.
Aguante el Rojo.
Tomás Robbio
30 de octubre de 2009, 18:47